28 de marzo de 2010

6 - Las Naciones Desunidas


Hay veces en que nuestra escuela parece un campo de batalla. En realidad, no el campo en sí, donde quedan los soldados desparramados y comienzan a sobrevolar los que quieren obtener algo de todo ese desastre, sino lo que sucede cuando se define la estrategia de la contienda.

Suponiendo que la llegada de las XO se pudiera asimilar a la etapa de una guerra – que creo que se puede, porque tiene muchas similitudes: una situación nueva, amigos y enemigos, un desafío a cumplir que requiere orden, estrategia y eficacia, gente que quedará por el camino sin avanzar -, en cuanto el tema comenzó a anunciarse y supimos que era inevitable, comenzaron a definirse las posiciones:

El subdirector, totalmente negativo. Petiso y compadrito, en general su actitud es estar contra todo lo nuevo, y en particular contra la informática que en su opinión está acarreando más males de los que puede enumerar.

La directora, neutral. Temerosa del lío que se le venía encima, y sin atrever a negar su colaboración pero sin saber a qué se estaba exponiendo, su actitud era: hago la plancha pero sin que se note.

La inspectora, general en jefe del ejército ceibalense. Promotora, entusiasta, ayudando a vencer las dificultades logísticas, de infraestructura, y todo lo que pudiera venir a continuación.

Las maestras, que parece que se hubieran coordinado, se repartieron en bandos equitativos: las de primero, quinto y sexto, a favor y las otras tres en contra. Mi compañera Adriana y yo , que somos las de jardinera, no estamos involucradas porque a nuestros niños no les entregan las XO, así que nos convertimos en escuchas de quejas, temores y comentarios entusiastas.
O sea, más o menos como en un foro internacional de esos que salen en las noticias. Nos falta solamente el cartel que nos identifica, sentarnos detrás de un escaño de lujo en un sillón super pullman, y ganar miles de dólares por mes.

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